De la calle de la Iglesia parte la senda que desciende por el angosto Barranco de la Fuente hasta el río. Recibe su nombre de la hermosa fuente renacentista que se construyó en el siglo XVI y desde allí se contempla una impresionante vista del acantilado rocoso sobre el que se yergue la Colegiata.
La fuente pública, que casi siempre se sitúa fuera del pueblo, fue uno de los elementos urbanos que más atención mereció por parte de los Concejos municipales. Su construcción fue una empresa prioritaria en cuanto otras necesidades básicas estuvieron cubiertas, e incluso antes que la propia Casa del Concejo. A veces se encargaron a maestros fonteros, otras a verdaderos escultores, y otras, como en este caso, a un maestro cantero que sin duda conocía bien los gustos clasicistas del momento.
Aunque su composición es bastante sencilla, la fuente de Alquézar resulta mucho más monumental que la mayor parte de las que se construyeron en Guara Somontano en esta época, a las que supera tanto en diseño, como en el cuidado con el que se ejecutó.
El escudo municipal que la adorna nos habla, no sólo de quién financió la obra, sino de cuándo. En uno de los sillares hay una cruz grabada. Es muy frecuente encontrar signos con este carácter protector en todo tipo de pozos, fuentes y manantiales.