A los pies de la Sierra de Sevil, el caserío de Radiquero se extiende por una suave ladera que mira al mediodía, a los somontanos. Es aquí donde se dan la mano la Depresión del Ebro y los Pirineos, las rocas areniscas del llano y las calizas serranas. Es precisamente una gran roca de extrañas formas y situada en el punto más elevado del pueblo, el emblema de los raiqueranos, al que denominan O Peñón.

El paisaje posee la variedad y la riqueza mediterránea. Junto a los carrascales y quejigales, sus habitantes cultivan vides, almendros y olivos, en su mayoría centenarios. La tradición vitivinícola se mantiene con la calidad certificada por  la Denominación de Origen Somontano, en Bodegas Monclús.

Un paseo tranquilo por las calles del pueblo muestra puertas doveladas, escudos heráldicos, aleros, ... Pero son sus pasos cubiertos, denominados porches, los elementos más interesantes.

En el centro se alza la iglesia parroquial dedicada a Nuestra Señora de Bastarillas. Aunque conserva algunos vestigios románicos, la práctica totalidad del edificio es obra del siglo XVII. El interior de la nave se cubre con bóvedas de crucería que conforman un cielo estrellado.

En los alrededores se encuentra la Fuente d´o Lugar, espacio ajardinado junto a la antigua almazara, y la Carrasca de Cazcarra, bellísimo árbol de notables proporciones.

Radiquero celebra cada 1 de noviembre la Noche de Ánimas.

 

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