El orujo se obtiene destilando las brisas, residuos de la uva una vez prensada para hacer vino. El vino de las brisas entra en ebullición y cuando alcanza los 78 º C se evapora y pasa a través de un tubo hermético a un serpentín, donde se condensa y se envasa. Durante las destilación y para aromatizar el orujo se añade anís en grano, canela, higos secos, espliego, tremoncillo, corteza de limón, regaliz de palo, romero, uvas pasas. El líquido obtenido, el orujo, tiene una graduación de 45 º y es digestivo.

En Colungo, la tradición de elaborar aguardientes y anisados es muy antigua, por no siempre se trató de una actividad permitida. Durante mucho tiempo la destilación casera fue perseguida por la ley y aquí se convirtió en una actividad clandestina, que se desarrollaba lejos de las miradas curiosas, en cuevas y lugares ocultos de los barrancos. Esto tenía sus riegos pues con ocasión de las grandes tormentas, torrentes de aguas embravecidas arrastraban consigo las ollas ocultas entre las rocas, os alambiques e incluso a algún aldeano.

Para muchos pueblos del Somontano la fabricación de aguardientes fue una industria tan próspera en el pasado que incluso se llegaban a exportar sus productos a otras regiones, incluso más allá de los Pirineos. Reatas de caballerías guiadas por arrieros recorrían los caminos y puertos de montaña cargadas con estos aguardientes.

 

  • Anis de Colungo 2
  • Anis de Colungo