Visitar Otín es adentrarse en el mismo corazón de la Sierra de Guara.

El silencio preside las ruinas de buena parte de las casas de esta aldea deshabitada; sin embargo, todavía es posible apreciar numerosos elementos arquitectónicos típicamente montañeses. Aquí es la piedra en los muros y tejados los únicos materiales utilizados.

Su caserío se divide en dos barrios. En lo más alto de un cerro, cubierto por un denso quejigal, se alzan las ruinas de la iglesia parroquial del siglo XVII, de una sola nave. A escasa distancia de la parroquial todavía se mantiene en pie una bella construcción, conocida con el nombre de Casa Cosme Bellosta; destaca especialmente su patio abovedado y su amplia cocina de hogar central rodeada de las cadieras. Una inscripción en las dovelas de la puerta recuerda la fecha de su construcción: "AÑO 1843 La hizo oficial Satué". Aquí se alojó el pirineista Lucien Briet en 1908, cuando llegó hasta aquí para explorar el salvaje cañón de Mascún.

Otín es otro de los despoblados encontrarás en la Ruta El Real de Mascún.

 

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